Cuando era pequeño, me empezó a llamar la atención el uso de este "latinajo". A un crio como yo, como todos los crios amante del juego y la competición y siempre queriendo ganar, le parecía inconcebible que en un concurso, competición, campeonato o lo que fuera, no hubiera vencedores ni vencidos, que los participantes no estuvieran bien calificaditos, en un orden claro. La impresión que daba a mi alma infantil era que ante la imposibilidad de que ganara uno, se iba a la mediocridad de dar un premio a varios.
Pero para eso estaban los profes, claro. Los que nos explicaban que un
ex aequo no era lo mismo que un empate. Un empate, nos decían, significaba que no ganaba nadie, la renuncia a la victoria, ninguno la merecía. Un
ex aequo, que ganaban todos, todos tenían cualidades para la victoria, todos la merecían. De aquella decíamos o pensábamos... ¿y no es lo mismo?
Pues no, no lo es. El profe de latín nos recordaba que "empatar" tenía que ver con la palabra "pactar", que su vez venía de
pax, o sea, paz. Cuando varios contendientes pelean continuamente sin que ninguno sea capaz de ganar, se pacta un acuerdo: nadie gana, todos quedan en paz. Empatan. El
ex aequo es otra cosa. Ahí se destaca etimológicamente la igualdad entre los contendientes. Son todos igual de buenos.
¿A santo de qué todo este razonamiento rebuscado? dirán ustedes. Pues a que hoy, a cualquier culé al que le dé tiempo a pensar racionalmente, le debe dar igual a quién se le va a dar el premio FIFA Balón de Oro. A los nominados, a sus familiares y amigos más cercanso, si les debe importar, claro, dado el prestigio que implica el premio de marras. Pero al mero aficionado blaugrana, ya no. Por lo menos este año.
El Barça ya ganó ese premio cuando se hizo pública la lista de nominados y se pudo ver la misma como una confirmación a nivel de galardones de lo que era, siguiendo con latinajos, vox populi: que el Barça es la actual referencia mundial en lo que se refiere al fútbol, que se ha pergeñado un equipo de leyenda equiparable a muy pocos... el más reciente al que se le puede comparar es el Milan de finales de los ochenta, el de Arrigo Sacchi y sus holandeses, el último en revolucionar el concepto del fútbol... hasta que llegó el Barça de Pep. El último también, hasta ahora, que copó el podio del Balón de Oro.
Dirimir quien de los tres nominados se merece el premio ha ocupado minutos y minutos, páginas y páginas. Que si Iniesta por la repercusión mediática de su juego, que si Xavi por ser el director de dos orquestas muy bien afinadas, que si Messi porque nadie puede hacer sobre el terreno de juego lo que él hace... Pues miren, aunque uno tiene su corazóncito irracional con sus preferencias por uno de ellos, no lo voy a decir aquí (ya lo he hecho en otros foros, que conste). Porque mi mente me hace seguir despreciando estos premios individuales, y, en todo caso, si tuviera que elegir, racionalmente no podría. Los tres lo merecen, los tres han hecho méritos sobrados para ganarlo.
Así que lo que realmente me alegraría a este respecto es que hoy sonara la campanada y que al decir el nombre del ganador, dijeran los tres.
Ex aequo. Nada de empates mediocres sin un ganador.
Ex aequo. Los tres son ganadores.
No ocurrirá tal cosa, me temo. De hecho, ignoro si las reglas del premio permitirían tal situación. Pero me da igual. Para mí, los tres, Iniesta, Messi y Xavi, son los ganadores no sólo de un premio sin más. Son los representantes del mejor equipo del mundo. Aunque sólo uno recogerá el trofeo y se lo llevará a su casa, el auténtico ganador es todo el Barça.
Con eso me basta.
Adeu i bona sort.
Jordiasturies,
Tant se val d'on venim