Vuelve uno de los nuestros

Esta tarde-noche se disputa una nueva edición del Trofeo Joan Gamper. No es una edición más porque, aunque el rival es un gran equipo venido a menos, tiene en sus filas a un futbolista igualmente venido a menos pero que se encuentra con letras de oro entre los más grandes de la historia culé.
Hoy retorna al Camp Nou Ronaldinho. Ahora que gozamos con Messi, que tenemos a Xavi en el mejor momento de su carrera y que el equipo es la referencia futbolística mundial, es justo valorar en su medida lo que Ronnie significó para este club y lo que su llegada facilitó lo que hoy en día disfrutamos. Ronaldinho llegó a un Barça hundido y lo convirtió nuevamente en un referente.
No sería fácil discernir si el Barça le debe más a Ronaldinho o Ronaldinho al Barça. Estoy seguro de que sin el conjunto azulgrana el Gaucho jamás hubiera sido tan grande, pero también lo estoy de que sin Ronaldinho la travesía en el desierto del Barça hubiera sido más larga y costosa aún.
El Barça apostó fortísimo por Ronaldinho en el verano de 2003. Era un jugador con gran potencial, pero que tampoco había destacado sobremanera en el PSG. Pese a ello, Joan Laporta y Sandro Rosell decidieron hacer del brasileño la piedra angular de un proyecto deportivo que pretendía éxitos a medio plazo. Y acertaron.
Pero también, es necesario admitirlo, Ronnie se la jugó por el Barça. Su amistad con el entonces vicepresidente le llevó a renunciar a una oferta más cuantiosa y, sobre el papel, más 'segura' de cara a obtener títulos y éxitos del Manchester United. Rosell le planteó un reto que le gustó y decidió unir su futuro al del Barça.
Lo que pasó a partir de entonces más o menos lo conocemos. El Barça era un equipo sin alma, casi hundido moralmente, resignado a la derrota. Los grandes cracks ya no querían vestir de azulgrana. Eso cambió con Ronnie. Su alegría, su sonrisa constante, se contagió en la afición y más cuando saltó al césped. Cada fin de semana ofrecía algo nuevo, brillante.
El equipo fue creciendo y tras una mala primera vuelta, hizo una segunda mitad de temporada 2003/04 espectacular. Ya ese mes de junio el Barça se había ganado, por derecho, la condición de favorito para el siguiente campeonato. Esto facilitó la llegada de Deco y Eto'o y dos años después el Barça era campeón de Europa con uno de los estilos más bellos jamás concebidos.
Esos tres primeros años fueron espectaculares. La lástima es que los dos siguientes fueron poco menos que desastrosos. A Ronaldinho se le acabaron las ganas de triunfar y, con ello, la necesidad de ser cada día mejor. Se dejó ir y propició luchas internas. Samuel Eto'o, siempre trabajador, no entendía nada. Deco se puso del lado de su compñaero y el gran Barça de Rijkaard se diluyó.
Pep Guardiola pidió sus cabezas y el Barça volvió a funcionar. Pero lo hizo porque, bajo el 'mandato' de Ronaldinho, el Barça se había demostrado a si mismo que era posible ser el mejor jugando bonito, con gente de la casa, mostrando cada fin de semana algo nuevo al aficionado, imaginando jugadas imposibles.
Coincido con Miguel Rico, esto no sería lo mismo de no haber mediado Ronaldinho. Creo que es justo reconocerlo con una de las mayores ovaciones que se hayan dado en el Camp Nou.
Gamón1984-Barcelonismo en sangre