El holandés tranquilo.

Hoy veremos de nuevo a Frank Rijkaard en España. El Galatasaray, su actual equipo, se mide al Atlético de Madrid, casualmente el último equipo que ha vencido al Barça de su sucesor, Pep Guardiola.

Rijkaard ha supuesto mucho para el Barça y es justo que ahora, y siempre, se tenga eso presente. Ha supuesto tanto que sin su aparición en Can Barça ahora no estaríamos disfrutando de este maravilloso equipo y de todos los logros conseguidos.

La primera vez que reparé en el holandés tranquilo fue una tarde de 1988 en el Camp Nou. Venía de visita el Real Zaragoza y en el equipo maño jugaba cedido por el Sporting de Lisboa un centrocampista exquisito que había hecho las delicias de los aficionados en el Ajax de Ámsterdam. Ganó el Barça por 4 a 2 y Rijkaard volvió al siguiente año vestido de rossonero para ganar una Copa de Europa en nuestro estadio. De aquel equipo me impresionaron sus compatriotas, Rudd Gullit y sobretodo Marco Van Basten que acabarían haciendo del equipo lombardo uno de los mejores de la historia del fútbol mundial.

Por aquel entonces nadie podía imaginar que aquel jugador de origen surinamés se convertiría en el entrenador que volvería a poner al Barça en lo más alto del panorama europeo al ganar la Champions League de 2006 en París.

Sería absurdo valorar a Rijkaard únicamente por esa Champions y las dos ligas ganadas con el Barça de Ronaldinho. Hizo mucho más. Fue el técnico que sacó al equipo blaugrana del pozo, que puso fin a la travesía por el desierto iniciada en 2000 con la fuga de Figo al Real Madrid y la llegada a la presidencia de Joan Gaspart.

El holandés estuvo muy cerca de la destitución en 2003 , su primera temporada blaugrana. Su currículo como técnico era escaso, aunque había dirigido a la selección nacional holandesa, y los malos resultados de un Barça en construcción parecían haberlo condenado. Laporta aguantó la presión y lo mantuvo al frente de la nave blaugrana en unas Navidades convulsas en las que se fichó a Edgard Davis. Fue todo un acierto y el equipo se consolidó llegando a jugar muy bien en una segunda vuelta que se hizo corta para un Barça lanzado. Era el preludio de un ciclo de sonrisas y también de lágrimas.

Todos sabemos que en los 5 años de Rijkaard como técnico se ganaron 2 Ligas y una Champions y vimos jugar a nuestro equipo de una manera que ya habíamos olvidado. Pero también tenemos muy fresco como fue el final del ciclo de Rijkaard y lo que le llevó a dejar de ser entrenador blaugrana. El aspecto negativo también ha servido a este equipo para saber lo que no se debe hacer cuando uno está en la cima.

Su manera de ser es la clave que explica su paso por el Barça, para lo bueno y para lo malo. Un paso que yo personalmente no voy a olvidar y que puesto en una balanza tengo muy claro que ha sido más que positivo. No solo por lo conseguido a nivel deportivo, los títulos, sino por lo que significó para el barcelonismo que en el momento de su llegada estaba sumido en una depresión y que salió de ella a lo grande.

El juego del mejor Ronaldinho, la vuelta del impresionante director de juego que es Xavi Hernández, la eclosión del mejor centrocampista del mundo Andrés Iniesta, la voracidad de Samuel Eto´o estarán siempre ligados a la figura del entrenador holandés, un tipo tranquilo que demostró al mundo futbolístico que los grandes futbolistas también pueden a llegar a ser los mejores entrenadores.


¡¡¡ Gracias por todo Frank !!!

La Croqueta Blaugrana