Una década...

Ayer Messi cumplió una década en can Barça. O mejor dicho, el Barça cumplió su décimo aniversario con Messi en sus filas. El jugador argentino llegó con 13 años a Barcelona con un problema hormonal y diez años más tarde y con esos problemas solucionados, el delantero blaugrana es, sin ninguna duda, el mejor jugador del mundo.

La simbiosis Barça-Messi parece eterna. El argentino no genera ruido fuera del campo y el Barça lo mima con especial atención para evitarle lesiones y ofrecerle el mejor equipo posible. Dentro del campo, ambos funcionan como una máquina engrasada e irrompible. Pero no hay que apoltronarse. La situación actual es fruto del buen trabajo de ambas partes. Pero un mal gesto, una mala atención podría dar un giro drástico a la situación y tirar todo al traste.

Por eso Guardiola debe seguir con su trato especial a Messi. Le dejó ir a las olimpiadas, le permite ir con su selección juegue donde juegue y acepta que éste practique el fútbol a su manera. A cambio, el argentino corre como el que más y ofrece en cada partido un recital de regate puro.

Messi es el estandarte de este Barça. No es el motor, pues éste es Xavi. Pero es el elemento divergente… el que se salta la norma para ofrecer un plus que desconcierta a los rivales. El bloque del Barça presiona, corre, toca y juega. Messi es la punta de la lanza, el estilete que termina las jugadas. Además, los que están a su lado no se queda cortos. Están Iniesta, Pedro, Villa y compañía. Unos jugadores que hacen mejor a Messi y que mejoran su rendimiento junto a él.

Así pues, hay que cuidar este equipo, y en especial a Leo. Si ahora lleva diez años sin problemas, ¿por qué no conseguir otros diez más? ¡Eso sería genial!