Los picos de forma

Este es un nuevo término (o quizás no tan nuevo) que se ha puesto de moda entre los que hablamos de fútbol. Una de las cosas buenas que tiene este mundo informativamente globalizado en el que nos movemos es que se puede acceder a mucha más información que antes, y cualquier aficionado, ya no sólo el experto, puede leer y discutir sobre ideas que antes no formaban parte de su vocabulario.

Los picos de forma, pues. Esa idea de que la preparación física de un deportista pasa por fases de trabajo suave y por otras de trabajo más intensivo, a la búsqueda del momento idóneo en el que debe dar lo mejor. A eso nos agarramos a día de hoy los aficionados culés, preocupados porque el equipo no acaba de dar lo mejor de sí mismo, aunque, con excepción de unos pocos tropezones, los partidos se van solventando.

Dicen los expertos que este año, al venir de una competición con tanta exigencia como un Mundial, y disponer la mayoría de los jugadores clave de una pretemporada exigua (si no inexistente), a causa de pesadas giras veraniegas y compromisos surrealistas con las selecciones nacionales, la plantilla del Barça ha salido con problemas físicos evidentes que repercuten en el juego. No existe la presión por todo el campo que dejaba al rival sin iniciativa, y los partidos atraviesan por momentos de desconexión que algunos atribuyen (o atribuimos) a desidia, pero que en realidad son causados por cansancio puro y duro.

Como doctores tiene la Iglesia, daremos por buena esta teoría, teniendo en cuenta además que los hechos parecen confirmarla. La temporada pasada se empezó también con el pie cambiado (aunque entonces no había la excusa de una mala pretemporada o de un Mundial), y sí que es cierto que en dos momentos clave, Noviembre y Abril, el equipo alcanzó sus momentos de mayor plenitud física. Algo que, según comentaristas como Martí Perarnau, vuelve a ser el objetivo este año. Dosificar los esfuerzos, apuntalar la preparación, con vistas a que en Noviembre (cuando se dirimen el pase a la segunda fase de Champions League y enfrentamientos clave en Liga, incluyendo el duelo ante el Madrid) y en Abril (cuando se decide la temporada) el equipo esté en plena forma.

Amén a eso. Si funcionó el año pasado, debemos confiar en que en este puede volver a ocurrir. Lo malo, para los pesimistas (o los optimistas bien informados, como asevera el dicho), es si en este camino en la búsqueda del pico de forma, en estos momentos de transición, se pierden puntos necesarios para no perder comba y no llegar a ese instante de plenitud física con demasiada desventaja. A día de hoy, hemos tenido la suerte, y calidad, suficiente para que, a pesar de dos tropiezos importantes en casa, se marcha en segundo lugar a un sólo punto del líder. O sea que los planes parecen irse cumpliendo. La cuestión es que posiblemente ya se haya acabado con la cuota de fallos, y que el equipo está obligado ahora a no perder ni un sólo punto más.

Para llegar a ese primer pico de forma otoñal con la mínima desventaja e, incluso, por qué no, con alguna ventaja.

Adeu i bona sort.

Jordiasturies, Tant se val d'on venim.