Plantilla corta, ¡qué descubrimiento!

Un empate, un accidente fruto de la mala suerte, la puntería, el desatino o el exceso de barroquismo en la definición de la jugada tras un buen encuentro en el que, durante 30 minutos, se recuperó la mejor versión del Barça pese a las ausencias (antes del gol de N'Sue nadie hablaba de ellos) de Xavi, Villa, Busquets y Puyol han disparado las alarmas y han hecho arreciar las críticas de aquellos que esperan a Pep Guardiola con un cuchillo entre los dientes. La plantilla es corta y es culpa del entrenador.

Esto no solo no es nuevo, sino que se podría decir que se ha buscado así. La confección de la plantilla, quizás también como respuesta a la complicada situación económica en la que el 'ultralaureado' Joan Laporta ha dejado al club, ha respondido a un claro mensaje: mejor pocos y bien avenidos que muchos y enfrentados.

Pep Guardiola es un técnico trabajador, estudioso y meticuloso en el método. Eso sí, esto no es exclusivo de él ni de Mourinho como nos quieren hacer creer ahora desde determinada prensa; el trabajo constante y bien hecho es el secreto de todos aquellos que dirigen en estos momentos los designios de los grandes del fútbol mundial, gusten más o menos sus formas, su estilo o sus actuaciones. Pep, Mou, Benítez, Ferguson, Ancelotti (en menor medida), Mancini y Wenger dedican muchas horas a sus equipos y desean, salvo quizás los italianos (de nacionalidad, no de banquillo) controlar todos los aspectos del club que competen a su equipo (cantera, vida personal...). Es el secreto del éxito, todo está tan profesionalizado que el salto de calidad te lo da el trabajo, el conocimiento de todo lo posible.

Como decía, Guardiola desea conocer lo mejor posible lo que compete al juego de su equipo y de sus rivales, pero también pone un énfasis especial en el buen funcionamiento del equipo como pequeña sociedad. Que la plantilla sea sana, tenga buen ambiente y se entienda, que no haya roces. Que los factores externos no estropeen la armonía interna del vestuario. Por ello, además de factores deportivos, han ido cayendo jugadores como Hleb, Gudjohnsen, Eto'o, Jorquera, Touré e Ibrahimovic. Unos por su carácter, otros por sus representantes, algunos por su pasotismo, otros por su mala cara constante, a Pep le sobraban porque veía en ellos un posible problema. Eran jugadores que podían romper la armonía y, aunque podría haberse quedado con varios para disponer de mayores alternativas, prefirió priorizar la salud interna a costa de perder efectivos.

No me parece casualidad que los fichajes de esta temporada (Adriano, Mascherano y Villa) hayan compartido vestuario y amistad con varios integrantes de la plantilla. Todos los nombres que han sonado cuyo conocimiento por parte de los compañeros era nulo o mínimo (Kapoué, Özil, Borja Valero...) han sido descartados. ¿Casualidad? Puede ser, pero lo dudo.

Por lo tanto, y teniendo en cuenta su confianza en los canteranos, Pep Guardiola prefirió disponer de 19 jugadores de su entera confianza (y de la de sus compañeros) que de 25 entre los que se encontraran varios 'desconocidos'. El técnico de Santpedor intuye (aunque puede errar) que ninguno de los integrantes de la actual plantilla será un problema si goza de pocas oportunidades. Que trabajará incansablemente para ganarse minutos de juego. Que no aprovechará a sus representantes para rajar. Y que, aunque con un salto de calidad notable, no le decepcionarán nunca en cuanto a actitud.

La plantilla del Barça es corta, dicen, y es culpa de Pep Guardiola. Pues sí que nos dicen algo nuevo...

Gamón 1984-Barcelonismo en sangre
Foto: espaciodeportes.com