Presionando, que es gerundio.

En mi sucinto análisis del partido del sábado en mi bitácora, destacaba que el aspecto que más me había reconfortado del mismo no eran los goles de Messi, o los de Villa, o la "manita"... sino el hecho de volver a ver al Barça acogotando al equipo rival desde ya las inmediaciones de su portería, impidiéndole crear la jugada. En definitiva, la vuelta de la presión en todo el campo, algo que, con excepciones contadas de Pedro, no habíamos apenas visto la temporada anterior, y que había sido uno de los puntales del año de las "seis copas".

Y me reconfortó saber que no se ha abandonado esta forma de jugar. Lo que pasa es que exige una concentración total, unos jugadores dispuestos a dejarse la piel en el campo, más allá de mensajes incendiarios de propaganda, y, sobre todo y ante todo, una preparación física perfecta. Ante el Sevilla pudimos ver todo eso, y por ello es para mí el principal motivo de satisfacción.

Desde la marcha de Eto'o, o más bien desde que terminó la Liga del triplete, esa presión total había ido desapareciendo de los planteamientos del equipo. Por cansancio físico y psicológico, posiblemente, o porque elementos fundamentales para la misma, como el bueno de Eto'o, ya no estaban en el equipo. No lo reprocho con saña, porque soy consciente de la dificultad de plantear partido tras partido con esta forma de jugar, que puede agotar a la plantilla hasta la extenuación. Pero, dioses, como la eché de menos.

Y el sábado volvió. No sólo en Pedro, sino en todas las piezas del equipo. Villa, Iniesta, Xavi, Messi... todos ellos se lanzaban como perros de presa sobre los jugadores sevillistas en el momento en que estos empezaban la jugada. Y si los de Manzano superaban esta primera línea, luego llegaban Busquets, Puyol, Alves, Abidal, Piqué... sin esperarles en campo propio, yendo en búsqueda del rival a su propia madriguera.

Así se consiguió que el Sevilla, dicho esto con todos mis respetos, claro, fuera poco menos que un pelele, un equipo sin alma. Los que quieren poner trabas al juego desplegado por el Barça acuden a lo de siempre, a decir que los hispalenses no fueron rival y que los de Pep lo tuvieron fácil. De eso nada. Al menos en este caso. El Sevilla no fue rival porque el Barça no le dejó. Y la prueba de que no salieron derrotados está en que en alguna ocasión lograron superar la presió y llegar a las inmediaciones de Valdés. Pero quitando estas contadas jugadas, los sevillistas apenas pudieron armar la jugada, disponer del balón. Eso, sumado al acierto goleador culé, fue la causa de su derrota.

No sé qué nos depara el futuro, si el equipo será capaz de mantener esta táctica todas las semanas o si la preparación física necesaria no se ha culminado y sigue su curso... Pero lo visto el sábado nos da muchos motivos para estar contentos. Y para soñar.

Que no decaiga.

Adeu i bona sort.

Jordiasturies, Tant se val d'on venim.

Foto originalmente en El Mundo Deportivo.