Un trienio glorioso

En cualquier actividad profesional, te planteas muchas veces una serie de objetivos. O no. Igual sólo quieres limitarte a cumplir con tu trabajo y que te lo paguen puntualmente. Pero quieras que no, de vez en cuando miras hacia atrás y haces balance, preguntándote qué es lo que has alcanzado, aparte de tu justo salario. Y entonces podrás sentirte satisfecho, sencillamente indiferente o deprimido.

En la selección española ganadora ayer, hay una serie de personas que, aparte de empezar a contar las cifras de su cuenta bancaria como premio a su trabajo, pueden mirar hacia atrás y sentirse tremendamente satisfechos. La mayoría de ellos han ganado los dos máximos trofeos que se pueden conseguir a nivel de selección. Otros pueden presumir de que en dos años, incluso en uno, han pasado de jugar en campos de tierra a ganar todo un Mundial. Los hay que han superado tremendas pruebas personales antes de alcanzar el éxito profesional. Y los hay que con la estrella que han añadido a su camiseta ayer, pueden presumir de haberlo ganado casi todo, o todo, tanto a nivel de clubes como a nivel de selección.

Pienso, por ejemplo, en Vicente del Bosque, que como entrenador ha ganado todo a lo que ha tenido acceso, con excepción de la Copa. Pienso en Iker Casillas, al que también le falta sólo la Copa para tener el pleno.

Pero pienso sobre todo, como es lógico, en Puyol, Xavi e Iniesta. Porque estos tres sí que lo han ganado todo (o casi). En el Barça, Liga, Copa, Champions, Mundialito y Supercopas. Con la selección, Eurocopa y Mundial. Sólo les ha faltado ese extraño engendro, a medio camino entre bolo recaudatorio y competición oficial a la búsqueda de prestigio, llamado Copa Confederaciones. Tres jugadores, pues, que nos llenan de orgullo a los culés por lo que han alcanzado.

Y lo que más me maravilla es que lo han conseguido siendo producto de la cantera blaugrana, siendo piezas fundamentales en los logros de sus equipos... y que lo han hecho en tres años, en el trienio glorioso que va de 2008 a 2010. A los amantes de los records y las estadísticas les debería encantar este hecho, que en tres años haya tres jugadores que pueden presumir de haber triunfado en al menos una de cada una de las competiciones en las que han tomado parte. Nadie más puede alardear de ello.

Eso sí, ahora viene quizás lo más difícil: luchar contra la tentación del aburguesamiento, del pensar "hasta aquí hemos llegado". Porque los aficionados que ahora les admiramos rayando en la adoración tenemos hambre de más títulos, de más gloria. Y ellos tienen la obligación de seguir trabajando hasta que la edad dicte su fría sentencia y les retire. Para seguir, además, engordando un palmarés que puede llegar a ser no sólo extraordinario, que ya lo es, si no también legendario.

Enhorabuena por todo lo conseguido y gracias por las alegrías que nos habeis dado, campeones.

Adeu i bona sort.

Jordiasturies, Tant se val d'on venim